EJERCICIO EN LA
DIABETES
El ejercicio físico es una actividad recomendada para todas
las personas. Por tanto, si ya eras deportista antes de inicio de la diabetes,
hay que conseguir que sigas realizándolo. En cambio, si eras sedentario,
deberías empezar a hacer algún tipo de ejercicio. En este caso, el inicio debe ser gradual, de
forma progresiva, para así ir adaptando con más facilidad los otros
tratamientos de la diabetes.
BENEFICIOS:
- La práctica de ejercicio regular reduce las necesidades de insulina.
- Disminuye los requerimientos de insulina durante y después de realizarlo.
- Aumenta el gasto calórico y mejora el perfil lipídico.
- Disminuye el riesgo cardiovascular.
- Mejora la sensación de bienestar.
- Favorece la integración social.
EFECTO DEL EJERCICIO EN LA GLUCEMIA:
Dentro de las células musculares existe una pequeña reserva
de glucosa (glucógeno muscular), que se gasta al cabo de unos minutos.
Para seguir con el ejercicio se debe recurrir a la glucosa
que viaja por la sangre, captándola y transportándola al interior de las
células usando la insulina.
• Una parte de la glucosa de la sangre
entra en las células musculares, de este modo, el ejercicio consume una
gran cantidad de glucosa de la sangre, haciendo bajar de forma rápida los
niveles de glucemia.
• Este efecto se mantiene durante
algunas horas después del ejercicio.
Se podría decir que el ejercicio ha activado a las células para
captar glucosa de la sangre, efecto que suele durar unas cuantas horas,
aunque la actividad haya concluido.
• Además durante un ejercicio
prolongado se gasta parte de la glucosa almacenada en los músculos y en el
hígado. Este glucógeno gastado se debe reponer en las horas siguientes.
• Por lo tanto, parte de los HC que
comes en las horas siguientes no se quedaran en la sangre sino que
viajaran hasta los músculos y el hígado para reponer las reservas gastadas
por lo que puede producirse una hipoglucemia.
• Para evitar una hipoglucemia tras el ejercicio se debe incrementar el consumo de HC en las horas posteriores o bien reducir la dosis de insulina que actúa durante esas horas.
• El ejercicio físico no sustituye la insulina. Para evitar hipoglucemias se deberá reducir la dosis, pero nunca eliminarla.
Ante la falta de insulina se conseguirá glucosa a
través de la gluconeogénesis, transformando las grasas en glucosa. En
este proceso se forman cuerpos cetónicos, produciendo cetoacidosis
• Puede ocurrir, aunque no es lo
habitual, cuando el ejercicio es de muy alta intensidad y se realiza en
cortos espacios de tiempo (ejemplo: correr 100 metros) o en ejercicios que
se trabaja la fuerza muscular (ejemplo: realizar pesas) que se produzca
una hiperglucemia.
• En estos casos se activa la formación de una serie de hormonas contrarreguladoras (catecolaminas, glucagón y cortisol) que actúan sobre el hígado haciendo que este libere glucosa.
• También puede ocurrir en situaciones
de estrés físico y emocional (ejemplo: una competición o un partido
importante)
• A pesar de acabar el ejercicio con
hiperglucemia, posiblemente las reservas de glucosa en el hígado y músculos
puedan estar bajas, a veces solamente esperando un poco de tiempo la
glucemia vuelve a la normalidad.
• Si la glucemia es muy elevada y se
decide poner insulina hay que recordar que las 2-4 horas después hay mayor
sensibilidad a la insulina y cada unidad puede tener el doble de efecto de
lo habitual.
• Es importante tener en cuenta las horas
de acción de la insulina:
• Horas de máxima acción: reducción de insulina y aumento HC.
• Horas de mínima acción: solo aumento de HC.
• A veces no se puede planificar la
práctica de un ejercicio y, por tanto, ya no estas a tiempo de reducir las
dosis de insulina. En este caso, la suplementación con hidratos de carbono será
la única solución.
• Es recomendable no inyectar la
insulina en los músculos que vayan a tener mayor actividad por el ejercicio
(ejemplo: no inyectar en brazos si se va a jugar un partido de tenis)
• Es importante evitar inyectar la
insulina de forma intramuscular.
• Por todo ello es importante realizar
glucemias antes, durante y tras el ejercicio:
• Si glucemia < 100 mg/dl: tomar 2R
de HC de absorción lenta.
• Si glucemia 100-150 mg/dl: tomar 1R
de HC absorción lenta.
• Si glucemia 150-250 mg/dl: realizar
ejercicio con normalidad.
• Si glucemia > 250 mg/dl: no
realizar ejercicio y beber abundante agua (riesgo de desarrollo de cuerpos
cetónicos)
• A
medida que mejoras tu estado de forma física el organismo se va
adaptando al ejercicio utilizando más cantidad de grasa y menos de
glucosa para una misma actividad y con el paso de las semanas posible que se
necesiten menos suplementos de HC o reducir menos las dosis de
insulina antes del ejercicio.
EJEMPLO:
Cristina practica baloncesto 8 horas semanales durante 60-90
minutos. Juega 4 periodos de 10 minutos con mucha intensidad, pero con muchos
descansos (tiempo muerto, tiros libres, etc.)
• Come
2-3 horas antes de jugar, reduciendo 1-2 unidades de insulina rápida,
dependiendo de la glucemia.
• Antes
de realizar el calentamiento realiza un control y dependiendo de la glucemia
toma las raciones correspondientes de HC de absorción lenta.
• En
cada descanso se realiza un nuevo control y actúa según el nivel de glucemia
para poder continuar con el partido.
• Al
finalizar realiza un nuevo control de glucemia y actúa según corresponda.
• La
siguiente comida no disminuye la dosis de insulina, pero aumenta las raciones
de HC.
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