martes, 28 de julio de 2020

Introduccion a la Diabetes


LA DIABETES MELLITUS 

¿QUÉ ES LA DIABETES?

La diabetes mellitus tipo 1 es una enfermedad causada por la falta de producción de insulina. Los síntomas aparecen cuando solo queda el 10%-20% de éstas.
Aunque hay varios tipos de diabetes, en los niños y adolescentes el 90% de los casos son por diabetes mellitus tipo 1.

La diabetes mellitus tipo 2 es una enfermedad causada cuando no se produce suficiente insulina o las células no hacen uso de ella. Esto se conoce como resistencia a la insulina. Es el tipo de diabetes más frecuente en la población.  

¿QUÉ ES LA INSULINA?

La insulina es una hormona fabricada en las células ß del páncreas (glándula situada muy cerca del estómago). La insulina es necesaria para que la glucosa entre dentro de las células y así pueda ser utilizada como fuente de energía.

La mayoría de la energía de los alimentos que comemos procede de los hidratos de carbono los cuales, una vez son digeridos por el estómago e intestino, se transforman mediante la digestión en glucosa y pasan a la sangre. Es en este momento cuando actúa la insulina (como si fuera una llave) para que la glucosa entre dentro de las células y se utilice como energía.

Cuando las células han obtenido la energía necesaria, el resto de glucosa se almacena en el hígado y los músculos formando el glucógeno (reserva de glucosa) y poder utilizarlo en períodos de ayuno o ejercicio.

Cuando los depósitos están llenos, el exceso de glucosa se transforma en grasa y se acumula debajo de la piel como energía de reserva.





¿QUÉ SUCEDE SI NO HAY INSULINA?

La glucosa no entra en las células y se queda en la sangre, subiendo a niveles por encima de lo normal y, a su vez, las células no tienen energía suficiente para funcionar adecuadamente. Ante esta situación, el organismo utiliza las grasas como fuente de energía produciendo cuerpos cetónicos.

Cuando el organismo no genera Insulina es necesario administrarla externamente.

¿QUÉ OCURRE EN LA DIABETES? ¿CUÁLES SON SUS SÍNTOMAS?

1.     Se acumula la glucosa en sangre (hiperglucemia) al no tener insulina que la transporte a las células.
2.     Cuando la glucosa se eleva en la sangre por encima de 180 mg/dl, su exceso se elimina por la orina (glucosuria).
3.     Para poder eliminarse la glucosa por la orina necesita disolverse en grandes cantidades de agua, provocando orinar muchas veces y en grandes cantidades (poliuria), pudiendo incluso orinar durante la noche (nicturia).
4.     Para reponer la pérdida de agua a través de la orina, el paciente tiene mucha sed y bebe mucho líquido, incluso levantándose por la noche a beber (polidipsia).
5.     Al no poder ser utilizada la glucosa, las células reclaman energía provocando un aumento de apetito (polifagia) y nos sentimos más cansado (astenia).
6.     Al no tener insulina que transporte la glucosa a las células, éstas obtienen la energía a través de las grasas (adelgazamiento) y, en consecuencia, se producen cuerpos cetónicos, que son eliminados a través de la orina (cetonuria).

Cuando la falta de insulina es mantenida en el tiempo, los síntomas evolucionan hacia una situación más grave llamada cetoacidosis diabética caracterizada por inapetencia, vómitos y dolor abdominal, unido a deshidratación, alteraciones respiratorias, tendencia al sueño y disminución progresiva de la conciencia. Es importante consultar ante los primeros síntomas para diagnosticar la diabetes en una fase más temprana y poner así el tratamiento antes de llegar a situaciones más graves.
¿QUÉ ES LA “FASE DE LUNA DE MIEL”?

A veces, tras diagnosticarnos la diabetes y aplicar el tratamiento correspondiente, él páncreas se recupera levemente y produce una mínima cantidad de insulina (el 10-20% de insulina que aún le queda), lo que permite un buen control administrando pequeñas dosis de insulina. Esta fase es transitoria o en ocasiones puede no presentarse, y dura unos meses.

 TENGO DIABETES, ¿Y AHORA?

Si mantenemos niveles de glucosa en sangre elevados durante varios años, podemos dañar algunos de nuestros órganos originando complicaciones crónicas. Los riñones, los ojos, los nervios de las extremidades, el corazón y los vasos sanguíneos son los que más sufren estas consecuencias.

Estas complicaciones se pueden evitar con un buen control metabólico mediante alimentación, insulina, ejercicio y ajuste de terapia (autocontrol).

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