LA DIABETES MELLITUS
¿QUÉ
ES LA DIABETES?
La
diabetes mellitus tipo 1 es una enfermedad causada por la
falta de producción de insulina. Los síntomas aparecen cuando solo queda el
10%-20% de éstas.
Aunque
hay varios tipos de diabetes, en los niños y adolescentes el 90% de los casos
son por diabetes mellitus tipo 1.
La diabetes mellitus tipo 2 es una enfermedad causada cuando no se produce suficiente insulina o las células no hacen uso de ella. Esto se conoce como resistencia a la insulina. Es el tipo de diabetes más frecuente en la población.
¿QUÉ
ES LA INSULINA?
La
insulina es una hormona fabricada en las células ß del páncreas (glándula
situada muy cerca del estómago). La
insulina es necesaria para que la glucosa entre dentro de las células y
así pueda ser utilizada como fuente de energía.
La mayoría de la energía de los alimentos que comemos
procede de los hidratos de carbono los cuales, una vez son digeridos por
el estómago e intestino, se transforman mediante la digestión en glucosa y
pasan a la sangre. Es en este momento cuando actúa la insulina (como
si fuera una llave) para que la glucosa entre dentro de las células y se
utilice como energía.
Cuando
las células han obtenido la energía necesaria, el resto de glucosa se almacena
en el hígado y los músculos formando el glucógeno (reserva de glucosa) y
poder utilizarlo en períodos de ayuno o ejercicio.
Cuando
los depósitos están llenos, el exceso de
glucosa se transforma en grasa y se acumula debajo de la piel como energía
de reserva.
¿QUÉ SUCEDE SI NO HAY INSULINA?
La glucosa no entra en las células y se queda en la sangre,
subiendo a niveles por encima de lo normal y, a su vez, las células no
tienen energía suficiente para funcionar adecuadamente. Ante esta
situación, el organismo utiliza las grasas como fuente de energía produciendo
cuerpos cetónicos.
Cuando el organismo no genera Insulina es necesario
administrarla externamente.
¿QUÉ OCURRE EN LA DIABETES? ¿CUÁLES SON SUS SÍNTOMAS?
1.
Se acumula la glucosa
en sangre (hiperglucemia) al no
tener insulina que la transporte a las células.
2.
Cuando la glucosa
se eleva en la sangre por encima de 180 mg/dl, su exceso se elimina por la
orina (glucosuria).
3.
Para poder
eliminarse la glucosa por la orina necesita disolverse en grandes cantidades de
agua, provocando orinar muchas veces y en grandes cantidades (poliuria), pudiendo incluso orinar durante
la noche (nicturia).
4.
Para reponer la
pérdida de agua a través de la orina, el paciente tiene mucha sed y bebe mucho líquido,
incluso levantándose por la noche a beber (polidipsia).
5.
Al no poder ser
utilizada la glucosa, las células reclaman energía provocando un aumento de
apetito (polifagia) y nos sentimos
más cansado (astenia).
6.
Al no tener
insulina que transporte la glucosa a las células, éstas obtienen la energía a
través de las grasas (adelgazamiento)
y, en consecuencia, se producen cuerpos cetónicos, que son eliminados a través
de la orina (cetonuria).
Cuando la falta de insulina es mantenida
en el tiempo, los síntomas evolucionan hacia una situación más grave llamada cetoacidosis diabética caracterizada
por inapetencia, vómitos y dolor
abdominal, unido a deshidratación, alteraciones respiratorias, tendencia al
sueño y disminución progresiva de la
conciencia. Es importante consultar ante los primeros síntomas para
diagnosticar la diabetes en una fase más temprana y poner así el tratamiento
antes de llegar a situaciones más graves.
¿QUÉ
ES LA “FASE DE LUNA DE MIEL”?
A
veces, tras diagnosticarnos la diabetes y aplicar el tratamiento
correspondiente, él páncreas se recupera levemente y produce una mínima
cantidad de insulina (el 10-20% de insulina que aún le queda), lo que permite
un buen control administrando pequeñas dosis de insulina. Esta fase es
transitoria o en ocasiones puede no presentarse, y dura unos meses.
TENGO DIABETES, ¿Y AHORA?
Si
mantenemos niveles de glucosa en sangre elevados durante varios años, podemos
dañar algunos de nuestros órganos originando complicaciones crónicas.
Los riñones, los ojos, los nervios de las extremidades, el
corazón y los vasos sanguíneos son los que más sufren estas
consecuencias.
Estas
complicaciones se pueden evitar con un buen control metabólico mediante alimentación,
insulina, ejercicio y ajuste de terapia (autocontrol).
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